Y todo porque me quedé con una frase de la homilía de este Domingo: "Dios quiere ir adonde tú vas, quiere llegar adonde tú le lleves"
Y ha tardado dos días en ponerse suficientemente pesado para no poder negarme.
¿Por qué mandar un mail diciendo esto o lo otro, que quizá quede perdido entre correos no deseados o de otro tipo?
Éste ha de ser un rincón especial. Una puerta hacia Getsemaní, allí donde nuestros miedos y deseos se ponen junto a los del Señor y caen al suelo como gotas de sangre, penetrando en lo más profundo de la tierra. Un lugar donde el viento susurra perenne un canto fiel: la Voluntad del Amor.
Cuerpo en tierra, ojos fijos en el firmamento, nuestra fidelidad en la prueba, pisando la tentación.
Este es nuestro espacio de oración, para ti, para mí, junto a Jesús de Nazaret.
Es el momento de entrar en nuestro cuarto, cerrar la puerta y sentarnos en el regazo de nuesto Padre, de gozar por un momento, del eterno descanso.
Desde aquí podrás dirigirte, si lo deseas, al Señor y recordar el sitio más recondito de la Humanidad, entre los pobres de entre los pobres y así reforzar nuestro Espíritu de comunidad orante compartiendo las súplicas más profundas o las más superficiales.
Es el Señor quien se dirige a nosotros y nos invita a orar junto a Él: "Quedaos aquí y velad conmigo"
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